Ese hombre se había tomado la costumbre de acecharla.
Frecuentaba una mesa del bar donde ella cantaba. La devoraba con la mirada, con
ojos libidinosos.
Lo dejo ir entrando a su vida. Lo sedujo, un poco
involuntariamente y otro poco porque su naturaleza era así; no podía evitar ser
una mujer fatal. Su voz y sus movimientos felinos lo fueron enamorando.
La noche que lo recibió en la intimidad fue la última.
Cuando sostuvo el picahielo en su mano, decidió que él ya no la acecharía nunca
más.
Estaba condenado desde que entró al bar donde ella cantaba.
ResponderEliminar¿Podría haber actuado de otra manera?
Los amores fatales son así, siempre sale alguien mal parado...
ResponderEliminarCorto pero muy bueno!! :)
Saludos.
Buenísimo micro. Mujer fatal o él era un pesado insoportable, me encanta. Un abrazo
ResponderEliminarMuy bueno Luciano, me gustó tu micro. Hay que cuidarse de los amores mortales. Aprendió con sangre que ser un acechador no es lo mejor. Un abrazo y suerte!
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