miércoles, 26 de noviembre de 2014

Este jueves... (micro) Relato: Coulrofobia



La convocatoria para el 27 de noviembre de los relatos jueveros fue hecha por el blog La Plaza del Diamante y es acerca de cumpleaños. 
La anécdota que más recuerdo de esa clase de eventos es la de la vez que siendo niño fui a uno en que había una payasa, y me asusté tanto que salí corriendo. 
Muchos años después, supe que la fobia a los payasos se denomina coulrofobia, y en su honor escribí el siguiente microrrelato que acompaño con una imagen del payaso de It, del maestro Stephen King.



Coulrofobia

por Luciano Doti

Cuando su alma recién creada flotaba en el éter, había visto de lejos a un demonio. Desde entonces, el recuerdo de su rostro había quedado grabado en su conciencia. 
Ya encarnado en un ser terrenal, siendo niño, fue a un cumpleaños, y al ver el rostro del payaso, se estremeció.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

La estaca (Relato Juevero)



Con este cuento participo por primera vez de los relatos jueveros, que en esta ocasión convoca Leonor. Las pautas son las obsesiones y no usar más de 350 palabras.



La estaca

por Luciano Doti

Al principio fue sólo un pequeño interés en ella. Apenas una manera de ocupar el tiempo y de paso ver algunas fotos de una chica atractiva. Pero de a poco comenzó también a leer sus actualizaciones y, de esa manera, se dio cuenta de que era más que su belleza. O quizás no. Tal vez todo era obra de un rostro que le transmitía una sensación dulce y de un cuerpo escultural. Nunca se sabe si lo que siente o piensa una persona de otra, que se ha convertido en objeto de su obsesión, puede presumir de ser un concepto cargado de objetividad. Por lo tanto, en este caso era imposible saberlo, dado que, para entonces, ella ya se había convertido en su obsesión. 
“Stalkear” es una palabra que se puso de moda para describir el acto de visitar permanentemente el perfil de otra persona en una red social. Estar al tanto de cada cosa que hace, que dice, que siente... También saber si hay alguien en su vida. Es notable cómo, para una persona perturbada, el hecho de poder visitar el perfil de otra se convierte en la manera de vivir la ilusión de que se tiene una relación con ella. Relación platónica, aunque relación al fin. La persona perturbada era Leandro y la otra Loana. 
Leandro supo, por la información virtual que manejaba, que Loana se estaba viendo con un joven. Por algún motivo, empezó a considerar que ese joven llamado Marcos era extraño, exótico, acaso sobrehumano... un vampiro. No permitiría que a su chica le pasara nada. Lo eliminaría. Se le antojó revelador lo parecidos que son los verbos stalkear y estaquear. No había dudas de que el destino le enviaba un mensaje. Lo esperó una noche, cuando Marcos regresaba de estar con Loana, y cumplió con su deber. 
Ahora, Loana publica fotos de su novio, acompañadas de frases que le prometen eternidad.

martes, 4 de noviembre de 2014

Caperucita

por Luciano Doti

Una tarde, Caperucita Roja fue a visitar a su abuela, que vivía retirada en una cabaña del bosque, con la advertencia materna de que por ningún motivo dejara que la alcanzara la noche en ese lugar.
Como era algo distraída, se puso a recolectar flores y equivocó el camino, tomando uno más largo. Tanto demoró entre la longitud del trayecto y el tiempo perdido con las flores, que cuando llegó a destino ya brillaba la luna llena.
Dentro de la cabaña, su abuela estaba tendida en la cama y había sufrido cierto grado de transformación.
Caperucita no pudo reprimir un grito de horror, el cual fue oído por un leñador que esa noche, como tantas otras de luna llena, patrullaba el bosque.
El leñador acudió en su ayuda, ingresó a la cabaña justo cuando la abuela se lanzaba sobre su nieta y, munido de hacha, decapitó a la anciana.
Fue entonces que Caperucita perdió la inocencia. Supo la razón por la que su madre no quería que la alcanzara la noche en el bosque y aprendió una nueva palabra: "licantropía".