El jueves de relato de esta semana es convocado por JulianoElApóstata, bajo la consigna "Ay, se fue la luz y ya llevamos sin ella 20 días...". Yo participo con uno de mis microrrelatos titulado "Dulce condena".
Dulce condena
por Luciano Doti
Era la jornada más calurosa del año. Sudaba como un condenado, pero no podía parar de escribir. Estaba enviciado con la literatura. De repente, al igual que venía sucediendo a cada rato en los últimos 20 días, se cortó la luz. Siempre pasa lo mismo con esos calores; la gente pone los aires acondicionados al mango. Se acercó a los enchufes para ver si se había desconectado algo. Chorreaba sudor.
Volvió la luz. El sudor que caía sobre la zapatilla de los enchufes provocó un fogonazo y él quedó pegado; se sacudió, tuvo convulsiones. Se cumplió su destino: estaba condenado a morir por su vicio literario.
El amor a la literatura está bien, pero no hasta el extremo de dar la vida por ella.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué pena, con lo bien que escribía...
ResponderEliminarUn abrazo.
aahhhhhh,,, es que el destino se las ingenia para sorprendernos aún en las situaciones más impensadas...
ResponderEliminar=)
Parece de Destino final. Hubiera pasado la mismo si hubiera estado obsesionado por hacer ejercidco.
ResponderEliminarBueno al menos murió por lo que le gustaba; aunque como dice el compañero también había podido ser por hacer ejercicio.
ResponderEliminarUn abrazo
A cada uno le llega su hora, tenía ese día marcado y sucedió.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo mejor es no hacer nada y listo. Rascarse y a otra cosa.
ResponderEliminarSaludos
Lástima, no pudo terminar la obra que tenía entre manos. Y es que hay que tener mucho cuidado con la electricidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno, un vicio más para anotar en la carpeta de " Utilizar con cuidado, peligro de muerte"
ResponderEliminarAl menos murio por lo que le entusiasmaba.
Saludos.
Inesperado final para este escritor acalorado.
ResponderEliminarBesos.
De algo hay que morir cuando se cumpla la fecha de caducidad. Nunca mejor que mientras somos felices y, según parece, al protegonista lo cogió haciendo algo que le entusiasmaba. ¡Felicidades, no esperaba ese final, pero me ha gustado!
ResponderEliminarGracias por compartir. Feliz semana :)
No hay mejor manera de morir que cuando te pilla haciendo lo que te gusta.
ResponderEliminarNo digo dónde me gustaría que me pillase... ¡Las paredes oyen!
Abrazos