miércoles, 18 de marzo de 2015

Este jueves... relato: El viaje

El relato de este jueves es convocado por el blog Mis letras insomnes, y trata sobre "ventanas".
Yo participo con uno de mis cuentos cortos en el cual el protagonista vive contemplando la vida a través de una ventana hasta que pasa a la acción -quizás me pasé un poco con la cantidad de palabras, porque es un cuento que ya tenía escrito-.

El viaje

por Luciano Doti

Hacía tiempo que había dejado de hablar. Ya no tenía expectativas. Todos sus sueños habían ido quedando descartados uno tras otro. La indiferencia se los fue robando hasta que ya no le quedó ninguno. ¿Cuándo fue que se convirtió en ese despojo humano, en esa caricatura que simulaba ser un hombre pero ya no sentía? No se permitía sentir como los demás; no sólo la ilusión de un futuro mejor, sino también la desilusión por algo que no se logra; porque junto con la capacidad de ilusionarse perdió la de desilusionarse.

Era una cosa. Sabía que estaba vivo porque el sol que se colaba por la ventana le molestaba en los ojos. Entonces, tenía que correr la cortina, realizar un movimiento con uno de sus brazos; todavía sus miembros le respondían a la orden del cerebro; ergo, estaba vivo. Eso era todo. El movimiento del sol desde la mañana hasta la noche era su mundo. Los diferentes tonos de luz dentro de la habitación. Las sombras más cortas o más alargadas, que proporcionaba el disco solar, le daban la noción del tiempo durante el día, en cambio el paso de las estaciones lo percibía observando el árbol junto a la ventana. ¿Cuántas veces había visto a ese árbol mudar sus hojas, y cambiar su color de verde a amarillo? Se había perdido en un viaje sin rumbo. Sabía que no iba a ninguna parte, pero en su estado actual no había dolor, tampoco placer; no siempre la existencia debe llevar implícita el sufrimiento, también puede llevar vacío, o sea: nada.

Estaba tirado en la cama con los brazos extendidos formando una cruz. Miraba alternativamente el techo, la pared y el árbol junto a la ventana, y no pensaba en nada. Desde hacía mucho tiempo todo era igual. Se hallaba inmerso en un círculo vicioso; el cual repetía una y otra vez los mismos acontecimientos; esto último era una forma de decir, ya que en realidad no acontecía nada. Su existencia era bucólica hasta el hartazgo, pero de pronto algo sucedió. Mientras observaba las nubes pasajeras que el viento arrastraba, ese movimiento cinético hacía aún más evidente su condición estática, entró su madre a la habitación y le dijo:

-Roberto, hoy van a venir tus amigos a buscarte. Andá a afeitarte así estás listo y no los hacés esperar cuando llegan.

Roberto se dirigió al baño. Antes de tomar la afeitadora se miró en el espejo. Se sintió confundido; no sabía si él era el de carne y hueso que miraba al espejo, o la imagen demacrada que se reflejaba en él, ninguno de los dos parecía tener alma; finalmente tomó la afeitadora y se rasuró. Lo hizo con movimientos mecanizados, siguiendo una rutina aprendida hacía tiempo. Al terminar se lavó la cara con agua fría, de haber estado caliente no hubiera notado la diferencia. Después se sentó en el sillón del living a esperar que llegaran sus amigos. Cuando vio al vehículo de siempre detenerse frente a la puerta de su casa, lo abordó. Pero, tras recorrer algunas cuadras, se dio cuenta de que no eran sus amigos. Así que, Roberto comenzó a gritar:”¡Socorro, me secuestran!”.

El acompañante preparó una dosis de un sedante y lo inyectó. Antes de que la droga le hiciera efecto, Roberto salió corriendo del interior del vehículo. El acompañante lo persiguió detrás, lo alcanzó y forcejearon, hasta que las dos manos de Roberto se cerraron sobre el cuello del acompañante. Cuando llegó el chofer a la escena del hecho, su compañero ya no respiraba.

En el juicio que se llevó a cabo unos meses más tarde, el chofer de la ambulancia declaró que vio como el paciente que transportaban al hospital neuropsiquiátrico mataba al enfermero.



11 comentarios:

  1. Perder las ilusiones y también las desilusiones. Alguien no necesitaba ser internado compulsivamente, sino amigos de verdad o algo que le hiciera recuperarlas.
    En las ficciones, esa clase de enfermeros son nefastos.

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  2. Una depresión profunda da pánico pensar en esa terrible enfermedad y en las terribles y nefastas conclusiones.
    Un abrazo.

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  3. Es un relato estremecedor, no esperaba ese desenlace y eso me encanta.

    Muy, muy bueno.

    Muchos besos

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  4. Has conseguido mostrarnos el estado totalmente extremo de apatía y desilusión por la vida en el que se encontraba el personaje y has conseguido sorprendernos con el giro final del relato.Muy bueno!

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  5. Un relato muy bueno! Nos tiene en vilo hasta el final de la mano de ese pobre ser humano que ha perdido las ganas de todo. El final es perfecto, sorprende y deja un sabor amargo.
    Un abrazo.

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  6. Tremenda historia muy bien narrada, ese final le conviente en más trágica si cabe.
    Besos.

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  7. El perder la cabeza es lo peor que hay, no saber en que mundo vives debe ser terrible.
    Un espléndido relato que me ha intrigado hasta el final.
    Un abrazo

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  8. Angustiante tu relato. Nos muestras las incongruencias entre los mundos paralelos de un hombre que ha perdido ya el contacto con la realidad palpable. Terrible desenlace en una historia que culmina con impensado final.
    un abrazo

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  9. Siempre te he leído desde el mircro-relato, por lo que leer un relato más extenso ha sido una grata oportunidad. Mantienes desde el comienzo un tinte abúlico y de ánimo sin encendido, que contagia. Luego, la historia va desarrollándose hacia un desenlace inesperado. Sorprende su final.
    Gracias Luciano por sumarte a la propuesta y permitirme conocer un poco más tu gran creatividad literaria.
    Besos!
    Gaby*

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  10. Qué historia!! Tal vez hubiera sido mejor dejarlo que permaneciera en su mundo...

    Un beso!

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  11. Que miedo da ese vacío del alma, porque el sufrimiento es al menos algo, es una esperanza de dejar de sentirlo y sustituirlo por alegría pero la nada, da tanto miedo… fuera de toda realidad ¿qué castigo van a ponerle que sea más grande que el que ya tiene?, el final es inesperado, pero no es lo mejor del relato, lo mejor es saber definir esa nada donde estaba perdido el personaje, miles de besossssssssss.

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