miércoles, 9 de enero de 2019

Reloj



por Luciano Doti


-¿Tiene relojes para viajar en el tiempo?
El relojero lo miró como se suele mirar a alguien que acaba de hacer un pedido insólito.
El cliente repitió el pedido.
-Necesito un reloj para viajar en el tiempo y no sé si acá los conocen.
El relojero lo tomó por loco, por el pedido y por su apariencia.
-No, acá no conocemos eso. Creo que vas a tener que ir a otro lado.
-¿O sea que nunca vio uno de estos? –dijo el cliente, y extrajo un reloj antiguo de su bolsillo.
-Sí, los vi, pero nunca me enteré de que sirvieran para viajar en el tiempo.
El cliente salió balbuceando una disculpa o un saludo de despedida. Caminó deprisa sin saber adónde.
El otro relojero le había dicho que viaje, que su invento servía tanto para ir como para volver. Y así sucedió: en el primer viaje fue y volvió sin problemas. Pero en el segundo, el reloj se averió. Se le ocurrió que tal vez, siendo el futuro, ese invento ya podría ser popular y venderse en cualquier relojería.
Ahora erraba por las calles. Aparentaba lo que era: un hombre extraviado en el tiempo, sin dinero, con ropa antigua y un reloj también antiguo que no le servía ni para dar la hora. ¿O podía servir para algo?
Regresó sobre sus pasos en busca del relojero, no el del invento.
-¿Usted compra relojes antiguos aunque no funcionen?