por Luciano Doti
Desde adolescente venía abrevando en las
letras de Edgar Allan Poe. Leer los versos de “El cuervo” le teñía el alma de
negro. Una sensación de melancolía, soledad y tinieblas inundaba su ser moral.
Un atardecer, a su ser moral se sumó su
ser físico. Todo su cuerpo fue invadido por esa fuerza oscura; cada parte del
mismo fue cuervo, muchos cuervos, que volaron al cielo, y él desapareció.
Un interesante homenaje a El Cuevo de Poe.
ResponderEliminarMe pregunto en que me transformaría yo.
Bueno y breve, dos veces bueno. Saludos
ResponderEliminarBueno y breve, dos veces bueno. Saludos
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